jueves, 8 de enero de 2015

Nueva adaptación de El Quijote

Un clásico es una obra inmortal. Y esa inmortalidad le viene dada no porque lo diga la crítica o los filólogos, sino por los lectores, que a lo largo de los siglos, siempre vuelven a ella por muy distintas razones.

Si hablamos de literatura española, afortunadamente, tenemos unos cuantos de ellos pero sin duda, la obra más mundialmente conocida es El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes. Por desgracia, su extensión hace que las nuevas generaciones (que, en cambio leen de un tirón la saga de Crepúsculo), no se acerquen como debieran a él. Ahí entramos los profesores y las editoriales.

La Real Academia de la Lengua ha concluido la conmemoración de sus 300 años de una forma inmejorable: sacando a la luz una edición de El Quijote adaptada de manos del escritor Arturo Pérez-Reverte. Como él mismo ha explicado en diversas ruedas de prensa y entrevistas, ha sido la suya una labor de expurgo, en la que ha eliminado las historias secundarias con las que Cervantes fue enriqueciendo las aventuras del caballero andante y su escudero. El resultado ha sido un libro considerablemente aligerado que se centra exclusivamente en lo esencial: las andanzas de Alonso Quijano y Sancho Panza. 

Se ha respetado el vocabulario original y solo hay una nota a pie de página relacionada con El Quijote de Avellaneda.

Una lectura muy recomendable este año en el que se cumplen 400 años de la publicación de la segunda parte de El Quijote.

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